Dedicado a nuestros familiares, a toda nuestra Escuela y al autor de "El principito", Antoine de Saint Exupery, que nos inspiró y nos invitó a continuar la aventura. 

            CAPÍTULO XXVIII

    EL OCTAVO PLANETA

El octavo planeta estaba habitado por un hombre que se dedicaba a cuidar topos. 

-- ¡Por favor, usted que está parado ahí! ¡Ayúdeme, es urgente! - exclamó el cuidador de topos. -¿no ve lo que necesito?

--Estar tranquilo. Respondió el principito.

Los topos estaban haciendo muchos túneles en el planeta, lo atravesaban de lado a lado, a tal punto que podía llegar a romperse en mil pedazos, hasta desaparecer de la galaxia.

--En mi planeta sucede algo así, pero con los baobabs. Si no los cuido correctamente, pueden llegar a destruir el planeta. - Dijo el principito.

--Pero en tu planeta hay árboles, en el mío hay animales, ¿lo comprendes? -Explicó preocupado el cuidador de topos, mientras ambos escuchaban un sonido extraño debajo del suelo.

De repente, muy cerca de ellos un topo salió del piso.

--Estuvo bastante cerca. -Dijo el principito.

--Estoy acostumbrado, siempre pasa. Pero si no se detienen...- Explicó el hombre y continuó dirigiéndose al topo:

--¡Yo soy tu cuidador, estoy aquí para eso!

--¿Por qué estás preocupado, triste? Le dijo el topo al hombre.

--Porque el planeta ya no soporta más cuevas y no los puedo detener.- Se lo explicó casi llorando.

En ese momento el principito intervino en el lugar, se miraron con el topo y se alejaron caminando hacia el horizonte.

--Él está desesperado, si continúan perforando el planeta, será el fin. Para ustedes también. - Le dijo con mucha seriedad el principito al topo.

--Pero tenemos miedo, por eso no paramos. Nos sentimos solos. Nadie nos cuida. ¡Eso buscamos! - Explicó el topo.

En ese momento se produjo un silencio. El mismo que permitió escuchar cómo continuaban los topos.