Este libro 'los finados' fue resumido y creado con un final alternativo a la versión original. Espero que disfrutes leyendo el libro, incluido su final alternativo.


Soy Chepona de los Dolores Maradiaga
Viva María! ¡Viva el rosario!
¡Viva santo Domingo que lo ha fundado!
¡Viva María………
Era doña Chepona de los Dolores Maradiaga, quien cantaba felizmente en su cocina, mientras tanto limpiaba las hojas de plátano para los bollos de anís, para el día siguiente para los santos angelitos. Los tiempos eran difíciles- decía su difunta madre de doña Chepona quien era doña Ciriaca Maldonado de Capistrano.Eso tiempos los hombres los obligaban a limpiar las calles; a los pobres prisioneros los azotaban y luego le echaban agua con sal, y a las mujeres chismosas los ponían en media plaza rapada a hacer totoposte para los trabajadores.
Doña Chepona era una persona flaca, alta y de mediana edad. Don Pablo Evangelino era su esposo de doña Chepona y nunca tubo hijos para el y siempre ella lo lamentaba. Don Pablo y sus compañeros eran chicleros y cada año iban en el mes de julio a las montañas y bajaban en el mes de febrero. Su casita de doña Maradiaga era de palo rollizo rustico y embarrado de lodo mezclado con jolo’ch, la hoja seca de maíz y el techo era de guano. Su casita de la señora Maradiaga tenía una pequeña ampliación que era su cocina de doña Chepona.

La casa se encontraba enfrente de la iglesia de piedra dedicada a la Virgen del Carmen, e había un callejón hondo que separaba la casa de doña Chepona del templo. Don Juan era un viejecito viudo, pobre y sin hijos. Once años atrás la fiebre española que cobro muchas vidas en el pueblo. La edad del señor no le permitía ir a las montanas a chiclear con los otros y solo iba a leñar. El primero de noviembre se festeja el dia de los niños angelitos.


Don Juan meneó su cabeza y replico no por nada le dicen a esa mujer Chepona, la “juzgona”. La iglesia del Carmen era un impresionante templo de piedra que cubrirá a la iglesia de barro y de guano. El templo se construyó de material fuerte a lado del convento del párroco cuando llegaron las madres Palotinas al pueblo. La iglesia resplandecía de belleza y todo el altar brillaba con candelas blancas que se reservado para este ocasión



A la derecha del altar, estaba el elegante imagine de la santa Patrona que media seis pies de alto. Llevaba un hábito café con un manto crema que la cubría y lucia además en su cabeza, una corona de oro con doce picos y con piedras parecidas brigantes que iluminaba su hermoso semblante de color rosa. En los brazos de la virgen descansaba un hermoso niño moreno de cuyo rostro irradiaba una sonrisa tierna y tenía una pequeña corona dorada sobre su pelo.


Se llevó a cabo la celebración con respeto y devoción. Cuando la madre Reinildis dirigió el rosario; a cada Ave María las Hijas de María, habían formado un círculo, se acercaba al altar y se inclinaba delante de la imagine de la Virgen del Carmen y colocaba sus flores en los jarrones. Y los Padre Nuestro, las otras señoritas del turno se iban directo al altar de San José que estaba a la izquierda, se inclinaban y reglaban sus flores.



Los altares de los Santos descansaban espléndidamente entre diferente tipo de flores como rosas, dalias, margaritas y otras flores más que crecían en el pueblo. Al terminar el rosario los jóvenes en cambio tomaban ventaja de la claridad de la luna para ir a pasear por el pueblo y llevar serenatas.

Dona candelaria le dijo a don cornelio que le pedio a la virgene que lo cure, Al seguido, despues continuo con dona chepona ya habia terminado de arreglar la mesa que ponia cade primero de noviembre. Le puso un mantel blanco e iluminada con velas de cera blanca. La vela iluminada pobremente la cocina, pero ya habia remojado el maiz negro y estaba a punto de apagarlo.


Al seguir, dona chepona corrio hacia la pared de la cocina y espio y vio un hombre que llevaba un sombrero e iba vestido elegantemente, tambien fumaba mientras caminaba a paso lento. Dona chepona no pudo dormir, pensando en quien podria aser este hombre mysterioso. Luego, el otro dia, dona chepona se fue a conseguir su vela con Don Elodio. Se pusieron a conversar, la conversacion llego a su hija de don Elodio, Enriqueta.


Se pusieron a hablar de su marido y enriqueta y dona chepona se quedo con la boca abierta cunado supo que Fido, el marido de enriqueta, era el hombre que vio la noche anterior con su sombrero y un cigaro. Dona chepona le prometio a don Elodio que no le dire a nadie.
Don Candelerio le dijo a su esposa que Don Aciento le dijo que se mantuviera despierto y mantuviera un ojo abierto, y que su esposa tuviera un cuchillo afilado en espera. Lo que Don Cornelio estaba experimentando era asumir malas acciones. Al caer la noche en el pueblo, la luna brillante iluminaba cada rincón de cada casa porque era Halloween.La noche era fría con una brisa fresca. Niños yendo casa en casa por comida, gente hablando riendo compartiendo chisme que fue la única noche que todo el pueblo se quedó despierto hasta tarde

A medida que crecía la noche, también lo hacía la niebla. También venía con un lloviznamiento y la brisa era mucho más fría. Ahora era muy tarde en la noche y doña Chepona todavía estaba despierta en su pequeña cocina porque escuchó las fuertes puertas de la iglesia abiertas, pero no había ruido dentro. Siendo la chismosa que es, tenía un plan para quedarse toda la noche despierta y ver quién sale de la iglesia. En cuanto a su sorpresa, vio a estas figuras humanas completamente vestidas de blanco. Se limpió los ojos varias veces para ver claramente como mientras trataba de recordar cada detalle que veía sobre estas figuras.



Las figuras estaban envueltas de blanco de pies a cabeza y dona chepona no alcanzaba a verles el rostro. De pronto las figuras de desprendian del resto del grupo para dirigirse hacia la ventana donde ella espiaba. Ya frente a frente, el espectro extendio la mano con la que sujetaba una vela; era una mana delgada, venenosa y palida con los dedos en juntos la que hizo entrega de la candela larga y gruesa. Mientras le entregaba la vela el espectro dijo con una voz muy temblorosa dijo que le aguarde la vela, que manana a la misma hora va a recogerla.


Dona chepona aterrorizada, apretaba la velas con las dos manos. De pronto se le nuble la vista y perdio el conocimiento. Cuando dona chepona abrio los ojos no sabia si habian pasado horas o minutos; yacia en el suelo. Con lluvizno, y el ruida por la ventano le atorrizaba pero aun asi se acordo de la vela. La vela estaba tirada aun lado. Era de cera, blanca, mucho mas gruesa que las que ponian en el altar mayor de la iglesia y la gran mechaestaba con cuidado en el confre .
Los primeros rayos de sol y el canto de los gallos sorprendieron a dona Chepona con los ojos pelados. Hubo un momento en que creyo ver la figura blanca entrando al cuarto con la vela en una mano, mientras que la otro la agarraba para obligarla a salir. Era tan real que dona Chepona lanzo un grito sola para darse cuenta que eya esta solo y que habia sonado despierta. Cuendo se levanto dona Chepona, sus pensamientos pasaron a la vela que se encontraba en el cofre e inmediatamente, retorciendose las manos, se dirigio al rincon donde estaba.
Se agacho y comenzo a levantar la pesada tapa del cofre sin atreverse a ver; metio la mano y tento, pero mo sintio la lisa superficie de la vela sino que algo morronoso y frio. Con curiosidad, poco a poco fue levantando lo; ya en la luz no podia dar credito a lo que veia. Tiro y solto un grito de terror al ver lo que habia sido una vela unas horas antes. Yacia en el suelo un gran hueso humano quebrado por dos estremos. Dona Chepona no lo penso mas; halo una toalla vieja y levanto el hueso con ella, para correr como nunca lo habia echo, hacia la casa parroquial.
Dona Chepona gritaba mientras golpeaba fuertemente la puerta de la residencia del parroco. De pronto se oyeron unos pesados pasos que se aproximaban. Luego, se oyo claramente como alguien daba vuelta a la llave. La puerta se abrio y aparecio el cura. Era un hombre alto y blanco. Tenia una barba blanca y espesa y vestia una sotana negra. Dona Chepona estaba muy palida y parecia estar al borde de un ataque de nervios. Mientras Dona Chepona le contaba a Padre Arturo lo que habia susedido, el padre la interumpio y le pregunto si no era su imaginacion.
Cuando Dona Chepona lo nego y juro que si era sierto, el padre Arturo, con los ojos llenos de asombro y perplejidad cogio el largo hueso entre sus manos. En la luz se podia ver que el hueso tenia manchas rojizimas y una sustancia seca que lo hacia morronoso y emanaba un leve olor de putrefaccion similar al olor de sangre cuajada. Dona Chepona le conto al padre Arturo que penso que muchedumbre iban a subir al cementerio pero en lugar de eso, ellos dublaron por el callejon. Dona Chepona de detuvo y se limpio las lagrimas que comenzaban a chorrearle por la mejilla y siguio hablando.
Apretandose la cabeza entre las manos dona Chepona se puso histerica y comenzo a llorar. El padre Arturo que todavia sostenia en sus manos el hueso lo asento y se levanto a calmar a la desamparada mujer. La abrazo y trato de consolarla. El padre Arturo le dijo a doña Chepona que confesara sus pecados. Le dijo que rezara el rosario meditando sobre los misterios dolorosos. Debe asistir a la santa misa durante nueve días y comenzar la novena en las almas del purgatorio.
El cura le dijo a doña Chepona que fuera por el pueblo a buscar a un bebé de seis meses y la envolviera de blanco cuando ella acercara las almas por la mañana, le puso al niño el hueso en la mano para entregárselo. Doña chepona se sintió muy débil y una gran insistencia comenzó a apoderarse de ella, por lo que pidió ayuda a la comadre Candelaria. Mientras esperaban la llegada de Cornelio, Candelaria empezó a contarle a doña Chepona lo que le había pasado. Doña Chepona parece haber olvidado la situación en la que se encontraba. Al final, Doña Chepona no encontró al niño y supo que tendría que afrontar las consecuencias.
Doña Chepona se quedó con su comadre. En todo el pueblo se sabía que doña Chepona había visto las almas por culpa de los chismes. Algunas personas pensaron que eran bromas y otras pensaron que ella se lo merecía. Doña Chepona se acordó de Enriqueta, hija de Don Elodio, y corrió a su casa de ella. Enriqueta es agradable, pero después de escuchar la historia de ella que doña Chepona, se volvió más hostil. Después de muchos ruegos, Enriqueta accedió a prestarle a Doña Chepona su hijo de seis meses, Claudio.
No perdieron el tiempo y comenzaron las oraciones. Sacaron 5 tazas con nance bronceado y cinco con lata que dona chepona preparó días atrás. Pegaron las velas alrededor de la mesa mientras doña tencha iba al fogón a tomar un puñado de cenizas y la regaba alrededor de la mesa. Se colocaron caramelos y con las velas encendidas comenzó la novena para bendecir a las almas del purgatorio.
Sopló las velas negras minutos antes de la llegada de la inesperada visita. En la cocina se veía a niños con sus cráneos hechos de fruta roja y con una vela mediana. Cuando llegaron a la casa, compadres y Enriqueta se encontraron con doña tencha y doña concha que esperaban a doña chepa para rezar. Todos los recolectores se saludaron y vinieron a hacer compañía a dona chepa.
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Soy Chepona de los Dolores Maradiaga
Viva María! ¡Viva el rosario!
¡Viva santo Domingo que lo ha fundado!
¡Viva María………
Era doña Chepona de los Dolores Maradiaga, quien cantaba felizmente en su cocina, mientras tanto limpiaba las hojas de plátano para los bollos de anís, para el día siguiente para los santos angelitos. Los tiempos eran difíciles- decía su difunta madre de doña Chepona quien era doña Ciriaca Maldonado de Capistrano.Eso tiempos los hombres los obligaban a limpiar las calles; a los pobres prisioneros los azotaban y luego le echaban agua con sal, y a las mujeres chismosas los ponían en media plaza rapada a hacer totoposte para los trabajadores.
Doña Chepona era una persona flaca, alta y de mediana edad. Don Pablo Evangelino era su esposo de doña Chepona y nunca tubo hijos para el y siempre ella lo lamentaba. Don Pablo y sus compañeros eran chicleros y cada año iban en el mes de julio a las montañas y bajaban en el mes de febrero. Su casita de doña Maradiaga era de palo rollizo rustico y embarrado de lodo mezclado con jolo’ch, la hoja seca de maíz y el techo era de guano. Su casita de la señora Maradiaga tenía una pequeña ampliación que era su cocina de doña Chepona.

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