Había una vez en el vibrante pueblo de Colores Alegres, donde los días eran tan emocionantes como los juegos que llenaban sus plazas. En este lugar lleno de risas y alegría vivía un grupo de niños llenos de energía, conocidos como "Los Creativos Compis". Un día, descubrieron un anuncio intrigante que decía: "¡Construye tu propio Parque de Diversión Mágica!".

Emocionados, Los Creativos Compis se reunieron en la plaza central con papel, crayones y mucha imaginación. Cada niño tenía la tarea de diseñar una atracción única para el parque. Había montañas rusas hechas de arcoíris, carruseles con animales fantásticos y hasta una noria que te llevaba a las nubes. Trabajando juntos, fusionaron sus ideas para crear el parque más mágico que jamás hubieran imaginado.

Una vez que todos los diseños estuvieron listos, los niños se dispusieron a construir sus atracciones. Con cajas, cartulinas y mucha cinta adhesiva, dieron vida a sus ideas. Cada niño contribuyó con su habilidad única, ya fuera construyendo, pintando o decorando. Fue un verdadero festival de creatividad.