Teo era un husky siberiano precioso. Su pelaje negro y blanco contrastaba con sus brillantes ojos azules. Juli, mi mejor amiga fue quien lo adoptó.  Al principio, Juli era tímida con los perros, pero Teo, con su alegría y su cola que movía sin parar, la conquistó al instante.

Teo era un perro muy cariñoso. Le encantaba jugar a la pelota, correr por el parque y acurrucarse junto a Juli para dormir siestas. Pero lo más especial de Teo era su forma de ser con los demás. Era amigable con todos, grandes y pequeños, perros y gatos. Nunca gruñía ni mordía, solo movía su cola y ladraba con alegría.

Juli, gracias a Teo, descubrió un mundo nuevo. Aprendió a amar a todos los perros, a entender sus necesidades y a defenderlos. Vio en las noticias y en internet cómo muchos perritos sufrían abandono y maltrato. Eso la entristecía mucho.