Habia una vez un niño que vivia en Argentina, en Buenos Aires, que tuvo que dejar su país por que unos militares gobernaban la Argentina.

Cuando estaban en el aeropuerto a punto de irse, su tío Casimiro le dijo que iba a cuidar de Pulqui, su gato. El niño se puso triste, su mamá lo abrazó y le dijo que pronto lo volvería a ver.

Cuando el niño llego a Francia tenia que hacer amigos, entender el idioma y las calles. El estaba triste por que extrañaba a Pulqui.

Pero al papa se le ocurrió buscar un gato para el niño.

Entonces fueron a la sociedad protectora de animales de Paris, donde encontraron un gato negro. El gato, tenia una mirada distante

Cuando pasaron los años se fueron entendiendo mejor, con solo mirarse se entendian.

El niño extrañaba mucho a su país.

El Negro salía por las noches y volvia devil y mal entrezado, traia los bigotes desaliñados y algunos rasguños que le quedaba despues de una pelea. El negro tenia amores temporarios y tormentosos que a veces lo ponia de mal humor.