Cuentan que había una hermosa diosa la cual siempre se escondía de las personas, porque pensaba que le iban hacer daño o a capturar.

Su nombre era Hana (花)  que significa flor, su cabello era largo y muy brilloso, era de color dorado, vestía un hermoso vestido color blanco y siempre andaba descalza. Siempre llevaba consigo un arco de flechas, para protegerse de la oscuridad, ya que siempre salía en la noche.

Su trabajo era cuidar su bosque y sus criaturas que habitaban en ella, pero había un grupo de bandidos que querían entrar en el bosque para robarse una piedra, la cual era muy brillante, hermosa y de un color turquesa y esta era  la que daba vida al bosque.

Todas las noches los bandidos salían para entrar al bosque, pero Hana no se los permitía, luchaban y luchaban hasta que los bandidos se rindieran.

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Hana en las mañanas era débil y no podía esforzarse tanto luchando, y los bandidos se dieron cuenta de esto. Ellos entraron en la mañana y se escabulleron dentro del bosque.

Ella estaba profundamente dormida, las criaturas se dieron cuenta que haba intrusos eh intentaron luchar, pero no tuvieron la oportunidad de proteger la piedra.

Cuando Hana despertó en la noche, miró a su alrededor y todo el bosque estaba seco y oscuro, las criaturas estaban muriendo una por una,  no podía hacer nada, su mente estaba nublada y empezó a llorar, repitiéndose en su cabeza una y otra vez que había fallado en cuidar a su bosque.

Las personas de la ciudad adoraban ese bosque, pero nunca se comunicaron con Hana ya que creían que podría pasar algo malo. Pero cuando vieron lo destruido que estaba el bosque decidieron ayudar.

Toda la ciudad se puso en marcha y entraron al bosque, encontraron a Hana muy triste y decaída, los ciudadanos le dijeron que querían ayudar para recuperar el bosque y encontrar a los bandidos y darles un castigo por destruir el bosque más hermoso que había.

Ella acepto, fueron a buscar a los bandidos, ellos se encontraban haciendo un trato con  una persona la cual los ciudadanos desconocían, empezaron a luchar, mientras Hana recuperaba la piedra.